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Cómo sobrevivir al coronavirus: Una explicación sobre las vacunas contra la COVID-19 

Las vacunas contra la COVID-19 ya están disponibles, y si bien el suministro continuo se limita a 37,000 primeras dosis a la semana, los misisipianos que cumplan con los requisitos deberían mantenerse atentos a la disponibilidad de la vacuna. Este y los siguientes gráficos fueron realizados por Kristin Brenemen. Traducción al español cortesía de Carla Mariana Fernández de la Cruz.

English version here.

Ahora que la vacuna contra la COVID-19 está disponible para muchos misisipianos, el estado tiene la oportunidad de hacer que el pico invernal sea el último brote masivo de la enfermedad.  The Mississippi Free Press ha recabado información de fuentes expertas sobre el contenido, los efectos y el costo de las vacunas contra la COVID-19 disponibles al público. 

Sí, deberías hacerlo cuando la vacuna esté disponible para ti. Esta es la cuestión más importante, y cada misisipiano deberá decidir al respecto de manera individual. La siguiente explicación puede ayudarte a tomar una decisión informada. En pocas palabras, los especialistas médicos coinciden en que la vacuna es segura, efectiva y, en última instancia, en que es la única manera de acabar con la COVID-19 de una vez por todas. 

La inmunidad natural es limitada. Suele durar unos meses, lo que hace que resulte imposible desarrollar inmunidad colectiva de manera segura mediante la infección. 

Por otro lado, la inmunidad inducida por la vacuna es particularmente efectiva para evitar que las infecciones se compliquen. De 43,661 participantes en el desarrollo de la vacuna de Pfizer-BioNTech, 162 individuos del grupo de placebo no vacunado se enfermaron de COVID-19. Dentro del grupo que recibió la vacuna, ese número fue ocho. Moderna, que creó una vacuna similar, tuvo una población de estudio de aproximadamente 30,400 personas. En ese ensayo, 185 participantes no vacunados presentaron síntomas de COVID-19, en contraste con once del grupo que recibió la vacuna. 

Asimismo, en el ensayo de Pfizer, solo uno de los diez casos graves de COVID-19 tuvo lugar en el grupo que recibió la vacuna. En el ensayo de Moderna, los investigadores descubrieron treinta casos graves de COVID-19, y cada uno de ellos se presentó dentro del grupo de placebo. 

Los investigadores están impresionados ante la consistente efectividad de estas dos vacunas ARNm, con resultados que revelan 95% de efectividad para reducir la infección y enfermedad grave. A nivel personal, los expertos médicos coinciden de manera unánime en que no hay mejor protección contra el virus. En el plano de la salud pública, ven el amplio uso de estas vacunas, con una destacada efectividad, como la panacea que puede por fin acabar con la pandemia. 

La composición de las vacunas contra la COVID-19 es simple y se ha difundido ampliamente. Lejos de la complicada lista de ingredientes que encontramos en cualquier producto de uso cotidiano en la tienda de abarrotes, la vacuna contra la COVID-19 contiene tres ingredientes principales, y cada uno cumple con una función para inmunizar al receptor. 

ARNm:  Su nombre significa “ácido ribonucleico mensajero”, y, prácticamente, esto es la vacuna. El ARNm es el ingrediente activo en ambas vacunas y contiene instrucciones sobre cómo fabricar la parte de “espiga” del coronavirus que le permite entrar a las células humanas. El cuerpo humano es capaz de detectar a los intrusos, por lo que, una vez que se forma la espiga, genera una respuesta inmunitaria. 

Esta es la razón por la cual los especialistas médicos aseguran que puedes sentirte mal al día siguiente de recibir la inyección: Tu cuerpo se está preparando para matar al virus, aun cuando el único elemento presente dentro de ti es la herramienta que el patógeno usa para entrar. Una vez que tu cuerpo procese, analice y destruya el ARNm entre ambas dosis, estará listo la próxima vez que encuentre al SARS-CoV-2, el coronavirus específico que desencadenó la pandemia. La reacción es rápida y brutal para el virus, ya que el cuerpo humano lo extermina antes de que pueda diseminarse y dañar los órganos o generar una dolorosa respuesta inmunitaria. 

Lípidos: Los lípidos son moléculas “sebosas” como las grasas o aceites, que se usan principalmente para empaquetar el ARNm de modo que pueda entrar a las células. Las nanopartículas de los lípidos recubren el ingrediente activo de la vacuna, lo que le permite llegar a las células después de la inyección. 

Estabilizadores: Los últimos ingredientes de la vacuna son varias sales, ácidos y azúcares destinados a mantener el nivel de pH de la vacuna y evitar la formación de cúmulos, a fin de que la vacuna pueda llegar mediante el congelamiento y la inyección al cuerpo humano. 

Eso es todo. No hay más ingredientes: solo ARNm, contenido en grasosas burbujas microscópicas y bañado en estabilizadores para mantenerlo a salvo. La vacuna no tiene conservadores, como el tiomersal. No tiene “virus muerto”, como la de la polio, que incluso podría, hipotéticamente, infectar al receptor. No tiene “misteriosas” sustancias químicas en investigación, como la luciferina, la sustancia bioluminiscente de las luciérnagas. Tampoco es posible encontrar microchips, ni nanochips, ni productos mecánicos de ningún tipo en la vacuna: lo que vemos es todo lo que hay. 

Tras numerosas pruebas y con más de 16.5 millones de dosis en brazos aplicadas hasta ahora todo el territorio de EE. UU., los organismos médicos afirman que se ha probado, sin lugar a dudas, que la vacuna es extremadamente segura. 

La seguridad de la vacuna es una cuestión primordial para todas las partes involucradas. Si la vacuna resultara peligrosa, incluso en un porcentaje increíblemente pequeño, los efectos serían devastadores e inmediatamente evidentes. Con más de 16,500,000 dosis aplicadas tan solo en EE. UU., incluso una tasa de incidencia del 0.1% de cualquier tipo de complicaciones, daría lugar, al menos, a 16,500 casos, visibles en lugares públicos de todo el país.

Los efectos secundarios de la vacuna contra la COVID-19 han sido estudiados y difundidos ampliamente. Hay dos elementos a tomar en cuenta: las reacciones alérgicas y la respuesta inmunitaria.

Las reacciones alérgicas a la vacuna contra la COVID-19 son poco frecuentes, aunque pueden llegar a presentarse. Para la mayoría de las personas, las reacciones alérgicas a la vacuna son leves, e incluyen comezón y erupciones en la piel que desaparecen rápidamente. Es posible que un grupo extremadamente reducido sufra reacciones alérgicas graves, especialmente aquellos con un historial de alergias a los medicamentos inyectados.  

Todos los centros de vacunación COVID-19 están preparados para este escenario. Cada lugar con acceso a vacunas cuenta con servicios de intervención médica, incluyendo lápices inyectores de epinefrina como Epi-Pens.

La respuesta inmunitaria a la vacuna es el resultado de una inyección exitosa, y es similar a otras reacciones inmunitarias. Uno o dos días con dolor de cabeza, escalofríos y dolor corporal son de esperarse. No obstante, cuando el cuerpo se da cuenta de que no hay ningún virus al cual vencer, esa sensación de malestar pasajera pronto se desvanecerá, según los expertos. 

Desde el 21 de enero, una amplia gama de individuos podrían ser candidatos para recibir la vacuna. Estas personas se dividen en tres grupos, y conforme la disponibilidad de la vacuna incrementa, los misisipianos pueden esperar que las categorías aumenten a su vez. 

De 18 a 64 con comorbilidades:  Los misisipianos de 18 años en adelante, con cáncer, insuficiencia renal crónica, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), síndrome de Down, enfermedades del corazón (como insuficiencia cardiaca, enfermedad coronaria o miocardiopatía), inmunosupresión, obesidad, embarazo, anemia falciforme, tabaquismo, diabetes o “cualquier otra afección de la salud determinada por su médico” pueden ser aptos.  

Trabajadores de la salud: Todos los trabajadores de los centros de salud, desde clínicas a hospitales, pueden recibir la vacuna. Los trabajadores no tienen que estar en el área de cuidados intensivos; todos los empleados, inclusive el personal de cocina, investigadores, personal contratado, y técnicos, entre otros, son candidatos.

Mayores de 65: Todos los misisipianos de 65 años en adelante ya pueden recibir la vacuna. No es necesario que presenten comorbilidades para agendar una cita con el MSDH.

Las autoridades estatales de salud han expresado formalmente que estos padecimientos serán evaluados bajo un sistema de honor. Los misisipianos que caigan dentro de alguna de estas categorías, o que hayan recibido una valoración médica que determine que deben vacunarse debido a otras afecciones subyacentes, pueden sentirse completamente libres de programar una cita para recibir la vacuna. 

Es muy importante enfatizar que los centros de vacunación no pedirán identificación ni justificante médico, las citas simplemente deben agendarse en línea o por teléfono con antelación. De igual manera, se invita a los ciudadanos no estadounidenses que vivan o trabajen en Misisipi a concertar una cita y completar el proceso de vacunación. 

El Oficial de Salud del Estado, Dr. Thomas Dobbs, afirmó expresamente el 21 de enero que no se pedirá ninguna identificación ni comprobante de domicilio en los centros de vacunación. Todos aquellos que estén en riesgo, incluyendo a los trabajadores y residentes indocumentados, tendrán acceso igualitario a la vacuna, sin que se hagan más preguntas. 

Hay cuatro maneras de recibir la vacuna cuando sea tu turno. El proceso para aplicar la vacuna ha resultado ser relativamente informal. Si has tenido problemas para conseguir una cita de vacunación, puedes probar varias vías para concertarla. Con el tiempo, más vacunas estarán disponibles en todos estos lugares, y el proceso resultará más sencillo.

Quioscos viales en el MSDH: La manera más sencilla de recibir la vacuna es acudir a un quiosco vial en el Departamento de Salud del Estado de Misisipi (MSDH por sus siglas en inglés). Los misisipianos pueden agendar citas en línea en https://covidvaccine.umc.edu/ o por teléfono en los siguientes números 877-978-6453 o 601-965-4071.

Clínicas privadas: Contacta a tu clínica de salud local para informarte sobre la disponibilidad de la vacuna. Muchas clínicas han pedido dotaciones y pueden aplicar la vacuna. El MSDH se ha propuesto publicar un listado de clínicas participantes próximamente:  Vuelve a consultar las actualizaciones para encontrar un listado vigente de los centros de vacunación privados. Si bien la vacuna en sí es gratuita para todos, las vacunas de los centros privados podrían cobrar una pequeña cuota por aplicar la inyección. 

Hospitales: Algunos hospitales han empezado a ofrecer vacunas al público, pero no hay un plan centralizado para entregar dosis a los hospitales con este propósito. El MSDH recomienda que quienes deseen recibir la vacuna intenten primero hacer una cita en quioscos viales cercanos y en clínicas privadas. Si no hay fechas disponibles, el siguiente paso es contactar a los hospitales cercanos.

Centros de asistencia prolongada: A la fecha, Walgreens y CVS tienen un contrato federal para vacunar a los residentes de los centros de asistencia prolongada, (LTC por sus siglas en inglés). Si bien es cierto que ha habido retrasos largos e inaceptables que han limitado el suministro de vacunas en estos centros, las autoridades de salud pública han garantizado al estado que toda la población en riesgo será vacunada próximamente. Si tú o alguien que conozcas se encuentra en un LTC, puedes ponerte en contacto directamente con esa institución en particular, para preguntar sobre su calendario de vacunación.

El esquema de vacunación es relativamente sencillo. Las dos vacunas actualmente disponibles requieren de dos inyecciones para garantizar una máxima efectividad. Para Pfizer, una vez que se haya aplicado la primera dosis, se debe programar una segunda inyección exactamente tres semanas más tarde. Para Moderna, hay que programar una segunda inyección exactamente cuatro semanas después de la primera dosis. 

La fecha de aplicación de la segunda dosis de ambas vacunas puede variar unos días. Las inyecciones que se apliquen cuatro días alrededor de la ventana ideal de la segunda dosis son completamente efectivas. Si se llega a exceder esa ventana de cuatro días de la segunda inyección, es recomendable programar inmediatamente una segunda dosis. Recibir una segunda inyección semanas después de la ventana ideal implica solo una pequeña reducción en la efectividad de la vacuna.

En cambio, si te pasas algunos meses de la fecha de la segunda inyección, lo mejor es comunicarse con un representante del MSDH, al número telefónico que se indicó anteriormente. Es posible que sea necesario empezar todo el proceso de vacunación de nuevo.  

La vacuna hace efecto a dos semanas de recibir la segunda inyección. En ese momento ofrece el punto más alto de efectividad. Se estima que dicha protección dure al menos un año completo, lo que es inmensamente significativo si consideramos que la inmunidad natural esperada después de contagiarse de COVID-19 y de recuperarse es solo de tres meses. 

En resumen, los ensayos clínicos demuestran que todo lo que hagas será más seguro después de recibir la vacuna. La cuestión de la normalidad es difícil de resolver aún, especialmente para los especialistas médicos, quienes dependen de la ciencia para responder estas preguntas de manera concreta, con una población que en su mayoría todavía no ha sido vacunada.  

Los ensayos clínicos de la vacuna que Pfizer-BioNTech y Moderna llevaron a cabo en 2020 fueron extremadamente delineados, y tenían como objetivo responder dos preguntas muy específicas. La primera: ¿las vacunas son seguras?, y la segunda: ¿las vacunas son efectivas para prevenir infecciones detectables de COVID-19? La respuesta a ambas preguntas es afirmativa. Los ensayos clínicos lo han demostrado, pero los especialistas médicos son extremadamente cautelosos al responder otras preguntas sobre el tema. 

Cuando alguien dice: “¿Es seguro volver a la normalidad después de recibir la vacuna?”, lo que realmente está preguntando es: “¿Si ya me vacuné, pero no estoy enfermo, puedo transmitir la infección a alguien que no esté vacunado?”.

La respuesta a tal pregunta es casi absolutamente negativa. “Si existen ejemplos de vacunas en amplio uso clínico que tengan este efecto selectivo de evitar la enfermedad, mas no la infección, ¡no se me ocurre ninguno!”, escribió el Dr. Paul Sax, profesor de medicina en Harvard en el New England Journal of Medicine, reportado por primera vez por el New York Times.  

Aun así, algunos científicos se resisten a gritar esto a los cuatro vientos, pues prefieren contar antes con datos clínicos sobre las vacunas contra la COVID-19 que se enfoquen específicamente en esta cuestión. 

Encontramos un perfecto ejemplo de este efecto en las edades recomendadas para cada vacuna. Pfizer está aprobada para su uso a partir de los 16 años, mientras que Moderna sólo está aprobada para personas de 18 años en adelante. Sin embargo, esto no deriva de evidencia que implique que Moderna no sea segura para los adolescentes: la compañía farmacéutica simplemente tuvo problemas para encontrar suficientes participantes adolescentes para sus ensayos clínicos. 

Una semana después de recibir la segunda inyección de la vacuna contra la COVID-19, estarás tan protegido del virus como es posible en este momento. Deberías disfrutar de esa protección. Si tienes que trabajar en público, puedes hacerlo con la certeza de que es veinte veces menos probable que te contagies, y sabiendo que es veinte veces menos probable que esa infección se vuelva tan grave como lo hubiera sido antes de vacunarte. Si tienes amistades o familiares a los que te gustaría ver después de este largo año de aislamiento, el hecho de que tanto ellos como tú estén vacunados podría animarte a verlos más seguido. 

Tengamos presente que la salud pública es un esfuerzo en común. Usar cubrebocas y mantener una sana distancia en público seguirán siendo una herramienta muy útil para proteger a los más vulnerables y al sistema hospitalario hasta que suficientes personas hayan sido vacunadas y podamos alcanzar la inmunidad colectiva. Aquellos de entre nosotros que tengan la fortuna de vacunarse pronto deberían seguir participando en las medidas de salud pública mientras eliminamos el virus. 

A fin de cuentas, la vacuna representa, después de mucho tiempo, un verdadero inicio del regreso a la normalidad. 

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